miércoles, 30 de junio de 2010

Capítulo 3 - Buscar el Equilibrio.


Ji Yeón decide no seguir a los captores de Aaron por el momento. Vuelve en dirección a la playa, tratando de idear un plan para rescatar a su amigo.

Una limousine atraviesa el amplio portón de una finca palaciega. El chofer abre la puerta trasera del vehículo y baja una joven ataviada en un uniforme escolar. Ella corre por las estrechas baldosas del jardín hasta llegar a unas hamacas donde hay un hombre saboreando un te frío.
- Abuelo, ya estoy aquí! – dice la muchacha alegremente, y se cuelga del cuello del hombre.
- Como estas, niña?, cada vez te pareces más a tu madre – dice el Sr. Paik. La joven cambia radicalmente su expresión de alegría.
- De eso te quería hablar, abuelo, creo que ya estoy lista – dice Ji Yeón sentándose en unas de las hamacas.

Aaron se encuentra dentro de una jaula. Sospecha que alguna vez hubo animales en ellas. Hay vestigios de alimento putrefacto y un olor nauseabundo. Un muchacho lo observa desde unos metros. De pronto sigilosamente se acerca a la jaula.
- He oído hablar mucho de ti, Aaron- dice el adolecente.
- Quién eres tu? Sácame de aquí! Dónde esta Kate? - grita el cautivo, entreverando sus palabras.
De repente se escucha una voz femenina que proviene de la parte trasera de la jaula:
- Charlie, ven aquí!

Ji Yeón ha llegado a la playa. El mar ha traido varios elementos pertenecientes al barco que naufragó. Entre esas cosas hay un estuche largo y forrado en una tela finísima. La jóven se mete al mar y lo alcanza antes de que una ola se lo lleve. Lo abre lentamente. En su interior hay una espada que produce un efecto lumínico bajo los rayos del sol.

- La espada es una prolongación de tu corazón, todo lo que ames, ella lo protegerá, todo lo que odies, ella lo destruirá. Debes ser cautelosa con los dictámenes de tu corazón, Ji Yeón – dice el Maestro ataviado con una túnica blanca y por encima un sari anaranjado.
La joven esta de rodillas sobre un piso de pedregullo. Parece no incomodarle en absoluto. El maestro eleva una espada al cielo y reza unas palabras rituales, luego se la entrega a la muchacha y le dice serenamente:
- Debes buscar el equilibrio –

Ji Yeón observa sus ojos en la espada y luego violentamente la clava en la arena, pensando en voz alta:
- Venganza!-

En el interior de la vieja estatua, Hurley juega con un perro.
- Y tu que opinas de todo esto, Vincent? – le pregunta al can, a lo que éste responde con un rápido movimiento de rabo. El obeso hombre acaricia su cabeza tiernamente.
- Y tu que opinas?- Vuelve a preguntar, pero esta vez al espectro de una mujer oriental.
- Se ha convertido en mi padre, temo que acabe como él –

- Abuelo! Abuelo!- grita con desesperación Ji Yeón tratando de acercarse al auto en llamas donde el cuerpo del hombre se calcina irremediablemente.
Unos cuantos días después es la heredera mas rica y mas fría de todo Seúl.
Un muchacho americano de casi su misma edad, entra al suntuoso salón, acompañado de un mayordomo. Ella le indica al sirviente que se retire.
- Así que tu eres Aaron Littleton? – dice la muchacha en ingles, caminando alrededor de él, como estudiándolo. El solo asiente con la cabeza, algo tímido.
- Hijo de Claire Littleton y de Thomas, “pintor mediocre” que no quiso saber nada de ti…criado en principio por la ex fugitiva y ahora desaparecida Kate Austen y su novio Jack Shephard, cirujano medular, cuyo paradero es desconocido también….y nuevamente abandonado a su suerte al cuidado de Carole Littleton.- dice la joven como recitando una lección. Hace una pausa, lo mira de frente, a los ojos y prosigue:
- Y…dime, Aaron, como se encuentra tu madre, la loca?
El muchacho pierde su compostura y se abalanza sobre Ji Yeon que ni siquiera se inmuta, y exclama:
- Dime que quieres de mi? Haz pagado mi pasaje desde Australia para recitar mi biografía?- Ella le tapa la boca con dos de sus largos dedos al tiempo que dice:
- Haremos un largo viaje, tu encontraras las respuestas que buscas, y yo encontraré a un maldito bastardo –


Ji Yeón está sentada en la playa. Clava una y otra vez su espada en la arena. Su deseo de venganza, crece con cada estocada. Un hombre se sienta a su lado tan silenciosamente que sus reflejos no logran detectarlo. Al verlo ella da un salto y en centésimos de segundos coloca la espada en su cuello, amenazante. El hombre retira la espada con una mano, mirandola directamente a los ojos. Ella claudica ante este gesto.
- Calma, no quiero hacerte daño, solo quiero ayudarte- dice él
- Quién eres tú? – pregunta la joven.
El, le extiende su mano para saludarla y le contesta.
- Creo que haz oído hablar de mi, me llamo Jack Shephard –

LOST

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